Cuando vas a vender una empresa, el comprador no solo compra el negocio, compra a quien forma parte de él. Y, si todo gira en torno a tu marca personal, tú estarás incluido en ese precio.
Es por eso que, si desde que comienzas un negocio, tienes claro que quieres vender, debes hacer que la propia marca del negocio sea tan fuerte que no dependa de ti. Que te hagas invisible de cara a la organización. Con esto no quiero decir que no puedas hacer publicidad de tu negocio en tus redes sociales, pero si tu cara sale en la home de la página del negocio, ahí es donde comienza el problema. Si estás en el día a día, si los clientes preguntan por ti y no quieren tratar con nadie más de tu equipo. Ahí el problema se hace aún mayor.
Y esto a mí me pasó. Al principio el negocio era dependiente porque yo no sabía delegar. Creía que yo lo hacía todo más rápido y mejor, y si no lo hacía a mi manera iba a dejar de funcionar. La sorpresa me la llevé la primera vez que me fui de vacaciones sin ordenador. 10 días en total, 7 en Orlando (USA) y otros 3 días para viajar y descansar. Cuando volví todo seguía funcionando. La facturación seguía subiendo. Nadie nos había criticado en Google. El mundo seguía girando…
Este ejercicio puede parecer fácil, pero independizarte del día a día del negocio cuesta un huevo.